Ugeraga Saski 68 Parque Bilbao 45
Llegamos a Urko. Llegamos incluso antes que el propio equipo local, con la sensación general de que se va a ganar. Hay ambiente distendido.
Por mi parte, creo en la victoria. Algo me dice que este partido será el sexto triunfo consecutivo. El día me huele a victoria. No tengo ninguna duda, pero esta reflexión no la hago pública.
El equipo local sólo cuenta con seis jugadores, lo que nos da aún más confianza. Aunque entre esos seis se encuentran sus cuatro mejores de la plantilla (dos de ellos no habían jugado el partido de ida en nuestra cancha), lo cual no es ningún 'chollo' para nosotros.
Comenzamos. Mejor dicho, Ugeraga comienza a jugar, Parque no. Nuestra sensación de superioridad se va rápidamente al garete, puesto que nuestra inexistente defensa y nuestro inoperante ataque tiene como 'premio' que el equipo local aumente paulatinamente la ventaja. Así, al final del primer cuarto ya habían logrado una renta que aunque pequeña, daba muestras de las dificultades que estábamos teniendo.
Y en el segundo cuarto llegó la debacle. Durante este período nos anotaron canastas de todos los colores, demasiadas sin oposición defensiva alguna. Y nuestro ataque seguía muy espeso. No defendíamos, ni corríamos, ni metíamos una. Reflejo de todo ello: 19 puntos abajo al descanso.
Aunque en el tercer cuarto redujimos algo la diferencia, en el último ésta se mantuvo, merced a que nuestro juego pasaba por ser el peor de toda esta segunda fase, y uno de los peores de la temporada.
En el último minuto, una acción antideportiva de un jugador local, que 'decidió' sacar sus codos a pasear, y que el árbitro no señaló adecuadamente (quizá por desconocimiento del reglamento), tuvo como consecuencia dos técnicas a nuestro banquillo, y que Ugeraga finalizara el partido con su máxima ventaja del mismo.
Al final mi prepotencia, nuestra confianza, nos costó cara. Triste despedida de una competición en la que se ha logrado casi el 50% de victorias, algunas de ellas muy meritorias.
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