Derrota injusta en el mejor partido hasta el momento de este segundo Parque. Jugamos un encuentro al límite de nuestras posibilidades actuales. Buena defensa, que iba corrigiendo sus propios defectos, y un ataque de libro al que todos contribuyeron. Así pues, nuestra diferencia en el marcador no hacía sino aumentar (salvo unos minutos del tercer cuarto en que se pusieron por delante), hasta la máxima diferencia, 54-37 al comienzo del último período.
Pero poco antes, acabando el tercer cuarto se produce un hecho que comienza a cambiar el signo del encuentro. Hay una lesión de tobillo, y aunque en el último cuarto vuelve a salir al campo, todo esto provoca que nuestro juego en ataque se resienta y se encuentre algo perdido. Además nuestra situación defensiva se complica la vida en diferentes despistes, que no son corregidos a tiempo desde el banquillo, estando yo más preocupado de solucionar nuestra carestía anotadora del último cuarto que de seguir insistiendo sobre la base de lo que hasta entonces nos proporcionaba la victoria, esto es, la defensa.
Pequeños errores y precipitaciones que nos llevaron a una amarga derrota, inmerecida por el gran trabajo realizado hasta entonces, el cual es para enorgullecerse.
Mala noche me espera. Ruleta de reflexiones. Vueltas y más vueltas a los errores, sobre todo los finales, que nos han birlado una merecida victoria. Éstas no dan lugar para el sueño. Sigo reflexionando, sólo veo cagadas, de las que no debieron haberse producido nunca. Mala noche; al menos ya se acaba este fin de semana...
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