Incluso nuestra ventaja se quedó en tan sólo diez puntos a falta de cuatro minutos. Pero para entonces mis dudas ya las había superado. Cuando Unai en un contraataque se paró a unos metros de la canasta en lugar de hacer una entrada, lanzó y el balón tras girar varias veces alrededor del aro acabó entrando, logrando así su única canasta del encuentro, supe que no podíamos perder ese partido.
En esos últimos minutos, sin embargo, fuimos capaces de contradecir la diferencia clasificatoria de ambos equipos, la precaria situación en la que estábamos, con cinco jugadores (uno lesionado) e Indaya acercándose en el marcador; pero sobre todo, contradijimos al 'fantasma de Gordexola', al cual vimos alejarse del pabellón.
Recobramos la calma, metimos varios tiros libres importantes, y al final la ventaja volvió a aumentar, quedando en 18.
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