Derrota contra un equipo asequible, posiblemente el más asequible del grupo dadas las diferencias físicas interiores de uno y otro. Esto lo aprovechamos, pero sólo en parte. Nuevamente volvió nuestro ataque espeso, sin ideas, y sobre todo, sin movimiento.
Pese a repetir con frecuencia los ataques 'espesos', fue aún más decisiva nuestra defensa, y en concreto incomprensibles agujeros defensivos, gracias a los cuales Leioa consigue su máxima renta, once puntos de diferencia en el tercer cuarto. Mas seguimos intentándolo, y a falta de cinco minutos para finalizar el encuentro nos ponemos tres puntos por delante. Es en ese momento, sin embargo, cuando nuestro juego vuelve a palidecer, y apenas unos minutos después soy yo el que palidezco cuando un importante jugador en esos instantes me pide el cambio. No lo dudo, su condición física es lo importante. Pero quizá debía haber dudado, esos siguientes ataques no nos aclaramos, hemos roto el esquema que nos ha ayudado a meter puntos en ataque en los minutos previos. Vuelve nuestra espesura en el peor momento. Cogen una mínima ventaja, hacemos falta a quien no debíamos hacerla, me precipito, ellos tiran tiros libres y fallan el segundo, con lo cual no tenemos ninguna ventaja de campo en el tiempo muerto. El último tiro lo tira su jugador claramente a fallar. Son listos. Su entrenador nos ha dado una lección. No he dudado cuando debía hacerlo, no he pensado cuando sí debía reflexionar. Los últimos minutos un desastre, aunque la derrota se ha consumado mucho antes. Esos increíbles agujeros defensivos... Insuficiente ataque, sí, pero insuficiente defensa...
Jose sigue lesionado, lleva las estadísticas. Son esclarecedoras. Asier vuelve a jugar tras su accidente de coche.
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