Urko está inhabilitado por celebraciones carnavalescas y como alternativa nos trasladamos al instituto Iberre. Me han contado que es un campo pequeño. Lo que nos faltaba, jugar con La Salle en un terreno donde nos puedan volver a presionar con comodidad, a encerrar en las bandas en la subida del balón. Me da muy mala espina este cambio...
Entro en el gimnasio, el campo efectivamente es pequeño. No tengo tiempo para seguir sintiendo malas vibraciones, porque el partido comienza..., y acaba.
Desde el primer momento nos hacen 2x1 en las bandas, siempre nos vamos botando hacia la derecha, siempre intentamos un pase hacia la derecha, perdemos el balón una y otra vez. Sólo veo canastas en una parte del campo. Esto es un completo desastre, hay que pararlo, es necesario parar esta sangría... Seguimos perdiendo balones y el primer cuarto se acaba por fin. Unos veinte puntos abajo. El partido ya está sentenciado, y así lo dicen las caras de las jugadoras, e incluso las de los entrenadores, por mucho que intentemos disimularlo y seguir adelante.
Desde ahí hasta el final, momentos muy puntuales de buen juego, y una mejor subida del balón hacen que la ventaja final se quede en veinticinco puntos. Se me antoja que si ese primer cuarto no hubiera sido tan apocalíptico podíamos haber competido. Mas no ha sido sencillo, máxime cuando la subida del balón frente a presión la entrenas con poca gente, sin ninguna intensidad defensiva, y sin ganas. Y ahí nos han sentenciado. Y por si no fuera poco todo esto, una de las jugadoras se autoexcluye del encuentro en el último período. Un feo gesto en un muy espantoso partido.
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